Gracias por venir!!

viernes, 8 de octubre de 2010

Déjame entrar!!

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La luz del día entraba por un hueco roto de la persiana. Era una pequeña luz. Una línea perpendicular que apenas iluminaba un punto de la manta que cubría la cama. De esas líneas en las que podemos ver flotar las pequeñas e impertinentes partículas de polvo que se empeñan en dar vueltas como locas alrededor de sí mismas y entre ellas. De esas líneas que separan a veces la realidad del sueño y la locura, de esas líneas que no debes, que no puedes o que no sabes cruzar.

Abrió un ojo; miró hacia la persiana y la descubrió. Aquella pequeña línea de luz se empeñaba en intentar hacer el hueco cada vez más grande, pero era demasiado para ella, el agujero de la persiana era muy  pequeño para que entrase en toda su magnitud, porque la luz de la mañana es así, grande, inmensa, poderosa. Y se empeñaba en seguir el camino hacia la habitación, quería bañarla, quería darle colores, matices, alegría, todo aquello que ella sabía hacer tan bien y que muchas veces pocos la dejaban. Y seguía esforzándose en hacer cada vez más grande aquél pequeño hueco que, por sorpresa, había descubierto días atrás.

“No entrarás – dijo él - hoy no tengo ganas de verte” y se metió entre las mantas pensando que así la distraería de su empeño.

Pero ella era cabezota, era persistente y decidió que se haría más fuerte, más luminosa, ¿por qué no?, tantas veces lo había conseguido; aunque, en el fondo, no entendía por qué no podía entrar, por qué él no le dejaba su espacio, por qué se empeñaba en no subir aquella persiana, por qué no permitía que le diese su calor, su claridad, su brillo… y decidió no rendirse. ¿Qué tal un poco de calor? Y se hizo más poderosa.

Notó algo caliente en un punto determinado de su cuerpo. Miró y allí seguía ella pero esta vez con más insistencia “tengo que tapar ese agujero – pensó" – así es imposible estar a oscuras”. Y dio media vuelta mirando hacia la pared.

Abrió el otro ojo. En la pared, se proyectaba un pequeño círculo mal definido y en ocasiones titilante, molesto a su vista pero por alguna razón que desconocía, era incapaz de dejar de mirarlo “no te vas a ir, eh?”. Aquello empezaba a resultarle molesto e insoportable, era pequeña pero le incordiaba por todas partes y lo peor es que cuanto más le molestaba , ella se hacía mucho más fuerte. Sólo quería darle un poco de esperanza, un poco de la alegría que sabía necesitaba; lo había intentado varios días y no le permitía el paso, pero tenía que conseguirlo, así que decidió que todas las mañanas iría a visitarlo, iría a buscarlo, iría decidida a entrar por ese pequeño hueco que había visto en tantas y tantas otras ventanas…

“Lo sé – pensó ella – pero seguiré insistiendo, vendré a verte todas las mañanas, vendré a insistir en darte lo mejor de mí y un día me descubrirás hermosa, un día dejarás que me apodere de tu oscuridad, que ilumine tu estancia, que devuelva la esperanza que perdiste, que esté contigo… ha pasado tantas veces… pero seguiré esperando; volveré para decirte que sólo debes levantar un poco la persiana y, entonces, me quedaré en tu vida para siempre”.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

¿Por qué llevamos cara de acelga?

ENFADO2

Me lo digo a mi misma porque a veces el mal humor se refleja en mi cara. No me van las cosas como quisiera que me fuesen, bueno, claro, según quien las ve:  para unos tengo suerte, para otros es lo que tenía que pasar, pero la verdad es que no estoy satisfecha con lo que me está sucediendo en este momento. Intento mejorar la situación , me esfuerzo, pero no todo depende de mi y esta es la parte que me pone cara de estar chupando limón. Y no me gusta.

Y me doy cuenta que a veces salgo con esa cara a la calle y miro a la gente desde ese sitio feo donde estoy y todo me da rabia, incluso quisiera que desapareciesen, que me dejaran sola, que se fueran, que el mundo me ignorase hasta el punto de hacerme pequeña e invisible, que se largasen todos a freír espárragos (cosa entretenida, por otra parte ).  Pero no puede ser, te ven , te observan y les disgustas, porque con esa cara no se puede ir por la vida.

Digo que me lo digo, porque no me doy cuenta de que yo, que pido a gritos que sonriamos sin motivo, yo, que intento ver siempre el lado positivo de la vida, yo que me paso la vida haciendo (o intentando) hacer felices a los demás… yo, yo , yo… tengo el ego tan enorme que no me doy cuenta de que yo, soy la primera que no se lo aplica.       Y esto tampoco me gusta.

Menos mal que siempre hay alguien que te dice lo fea que estás chupando limón.

Fue en la parada del autobús; andaba yo con un pensamiento retorcido (que afortunadamente no recuerdo cuál es) y debía tener un rostro tenso y desagradable porque una señora se acercó y me pidió por favor no sé qué, y yo no sé cómo la miré, que la señora me soltó “hija, qué cara”. Automáticamente, noté que mi rostro estaba tenso  e incluso me dolía la frente de lo retorcida que debía estar, pero fue un segundo, que miré a la señora, vi cómo me miraba ella a mi y de repente me relajé, me dio la risa y ella rió también, por supuesto le dije “disculpe, estaba pensando”. Y la mujer me soltó “pues debía ser un pensamiento espantoso!! “ a lo que las dos nos reímos con una fuerte carcajada. Después de eso vino una agradable charla hasta que llegó mi autobús y me despedí con una sonrisa. Mi pensamiento ya no estaba, mi rostro se encontraba relajado y todo había cambiado.

Pero esto no siempre me sucede. No siempre tengo la fortuna de encontrarme señoras educadas, amables y buena gente que te recuerdan que la vida está ahí, que tus malos momentos son tuyos, que hay que ser lo suficientemente egoísta como para quedártelos y no escupirlos a nadie y lo verdaderamente generoso como para dar a los demás , si no lo mejor de ti, al menos lo menos malo.

A veces, cuando la gente me mira con mala cara pienso, “vaya tela, menuda amargura lleva encima”; tendré que empezar a cambiar el pensamiento y decirme a mi misma “¿será su cara espejo de la mía?”.

martes, 14 de septiembre de 2010

EL niño Feliz

 

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Visitando el blog de  Xoán González  y sus nuevas entradas sobre la felicidad, he estado pensando en personas felices que conozco. Más allá de lo que para mi pueda ser o cómo pueda sentir la felicidad, hay una pequeña personita que me recuerda lo fácil que es sonreír y lo poco que realmente se necesita para serlo: mi vecino de arriba.

Mi vecinito del piso de arriba tiene 4 años. Es un niño normal, con sus ojitos, su boca, su pequeño cuerpecito… vamos, tiene todo lo que un niño de 4 años tiene que tener: es vital, alegre, juguetón, simpático, divertido…. Apenas nos hemos cruzado en el portal ; le conozco por lo que , a través del suelo de su casa (techo para mi) se cuela y sin querer (no o vayáis a pensar que son una vulgar cotilla) escucho sus voces, sus pasos, su risa, sus locuras, sus juegos…       A través del techo de mi casa, se abre todo un mundo sonoro de posibilidades: ruedas de camión, triciclos, construcciones…juega, es normal que todo se oiga. Pero no me importa. Él es feliz y eso se contagia. Y se  agradece.

Y el contagio empieza  a las 7 de la mañana. Ruidos en el piso de arriba. Y las voces de “el niño feliz”.

Si estoy sumida en un dulce sueño, de esos que te atrapan y no quieres despertar, no le oigo; pero si he tenido mala noche, lo primero que suena es un pequeño “tititititi” , ese sonidito ridículo de algunos despertadores electrónicos y al instante una carrera de caballos a la voz de “buenos días por la mañanaaaaaaaaa, a levantarse tooooodoooooossss, que hay que trabajaaaaaar”. Es el niño feliz que se levanta contento, con una energía brutal, con una vitalidad impresionante, a despertar a sus padres porque ha amanecido un nuevo día. Y eso para él es la felicidad.

Lejos de enfurruñarme y acordarme de la madre que paseó al niño, cuando tengo la fortuna de escucharle, suelo esbozar una sonrisa y os aseguro, que lejos de querer retorcer el pescuezo al niño (ojo, figurado) porque me ha despertado, me dan ganas de subir y comérmelo a besos o simplemente abrazarle y decirle “gracias, gracias por recordarme lo fácil que es ser feliz” aún con los problemas, aún con la incertidumbre, aún con la vida cuando se pone cuesta arriba, sólo el hecho de abrir los ojos un nuevo día, ya es motivo de felicidad. Poder levantarte con un simple pensamiento “buenos días por la mañana, ¿qué novedades me traerá el día?”. Otra frase que le he oído y que me encanta es : “arriba dormilones, que tengo que ir al cole a aprender!!! “ . Es curioso, nunca le he oído llorar. Ni quejarse.

El caso es, que yo quiero ser como “el niño feliz”.

Quiero levantarme todos los días con la certeza de que algo mágico va a suceder, tengo la fortuna de poder sonreír y ver el mundo como yo quiera…¿qué más puedo pedir?

Creo que empezaré a probar el grito de guerra de “el niño feliz” , el grito con el que se resumen todos sus gritos:

“¡¡ Buenos días, vida !!”

lunes, 6 de septiembre de 2010

"Estamos hechos de la misma sustancia que los sueños" W. Shakespeare

Y a la vuelta de vacaciones... me veo en sueños.

Pero esta vez con cordura;

con los pies sobre el suelo,
con la sonrisa puesta,
las ganas encendidas ,
y el corazón revuelto

Con las fuerzas en jarras
y el ánimo dispuesto
Con la risa por bandera
y el cinturón prieto

Con los ojos bien abiertos y
la lengua floja,
para contar aquello
que anda enmarañando
mis pensamientos

Si es verdad que somos
igualito a los sueños,
seré entonces aquella
con la que sueño.

sábado, 3 de julio de 2010

Peces de ciudad, letra: Joaquín sabina. Canta: Ana Belén

Hoy me he levantado cantando esta canción.

Recuerdo que salió en el verano de 2001. Yo andaba de “bolos” con el cuarteto “Atlántida” (Santi, andas por ahí?) y Santi (The BOss) la solía poner en los descansos; claro que, lo hacía para nuestro deleite y descanso auditivo de la pachanga varia, que no es por desmerecerla, pero cuatro horas a lo Riki Martin, cansa, palabra . Normalmente no gustaba y siempre alguno del pueblo venía y decía “macho, que nos dormimos”, pero mientras Santi subía al escenario, la bajaba, cambiaba o hacía lo que tenía que hacer… podía canturrearla bajito y llenó muchos días de ese verano.

No es un secreto que Joaquín Sabina es uno de mis poetas preferidos (que no cantante, ay!!) pero en la voz de Ana Belén se transforma en algo mágico.

Os dejo la letra y os invito a cantarla conmigo, así, poquito a poco, dejando que las palabras fluyan con la melodía y vayan construyendo un momento único.

Y os lanzo un desafío : ¿os atrevéis a interpretarla?

Se llamaba Alain Delon
El viajero que quiso enseñarme a besar
En la Gare d´Austerlitz.
Primavera de un amor,
Amarillo y fugaz como el sol
Del veranillo de San Martín.

Hay quien dice que fui yo
La primera en olvidar,
Cuando en un si bemol de Jacques Brel
Me perdí "dans le port d´Amsterdam."

En la fatua Nueva York
Da más sombra que los limoneros
La estatua de la Libertad.
Pero en Desolation Row,
Las sirenas de los petroleros,
No dejan reír ni volar.

Y en el coro de Babel,
Desafina un español.
No hay más ley que la ley del tesoro
En las minas del rey Salomón.

Desafiando el oleaje
Sin timón ni timonel,
Por mis sueños va ligero de equipaje
Sobre un cascarón de nuez
Mi corazón de viaje,
Luciendo los tatuajes
De un pasado bucanero
De un velero al abordaje,
De un no te quiero querer.

Y cómo huir
Cuando no quedan islas para naufragar
Al país donde los sabios
Se retiran del agravio
De buscar labios
Que sacan de quicio.
Mentiras que ganan juicios tan sumarios
Que envilecen el cristal de los acuarios
De los peces de ciudad,
Que perdieron las agallas
En un banco de morralla.
Que nadan por no llorar.

El Dorado era un champú,
La virtud unos brazos en cruz,
El pecado una página web.
En Macondo comprendí
Que al lugar donde has sido feliz
No debieras tratar de volver.
Cuando en vuelo regular,
Surqué el cielo de Madrid,
Me esperaban dos pies en el suelo
Que no se acordaban de mí.

Desafiando el oleaje
Sin timón ni timonel
Por mis sueños va ligero de equipaje
Sobre un cascarón de nuez
Mi corazón de viaje,
Luciendo los tatuajes
De un pasado bucanero
De un velero al abordaje,
De un no te quiero querer.

Y cómo huir
Cuando no quedan islas para naufragar
Al país donde los sabios
Se retiran del agravio
De buscar labios
Que sacan de quicio.
Mentiras que ganan juicios tan sumarios
Que envilecen el cristal de los acuarios
De los peces de ciudad,
Que perdieron las agallas
En un banco de morralla.
En una playa sin mar

viernes, 2 de julio de 2010

Lluvia



Tengo morriña y un poco de nostalgia, es lo que me ocurre cuando llueve; pero se agradece el agua y esta sensación de querer dejarme acurrucar y sumirme a ella, me hace pensar en palabras que me cantaron…



Como este poema de F. García Lorca que esta tarde sueño y que aquí os desvelo.



La lluvia tiene un vago secreto de ternura,
algo de somnolencia resignada y amable,
una música humilde se despierta con ella
que hace vibrar el alma dormida del paisaje.



Es un besar azul que recibe la Tierra,
el mito primitivo que vuelve a realizarse.
El contacto ya frío de cielo y tierra viejos
con una mansedumbre de atardecer constante.



Es la aurora del fruto. La que nos trae las flores
y nos unge de espíritu santo de los mares.
La que derrama vida sobre las sementeras
y en el alma tristeza de lo que no se sabe.



La nostalgia terrible de una vida perdida,
el fatal sentimiento de haber nacido tarde,
o la ilusión inquieta de un mañana imposible
con la inquietud cercana del color de la carne.



El amor se despierta en el gris de su ritmo,
nuestro cielo interior tiene un triunfo de sangre,
pero nuestro optimismo se convierte en tristeza
al contemplar las gotas muertas en los cristales.



Y son las gotas: ojos de infinito que miran
al infinito blanco que les sirvió de madre.


Cada gota de lluvia tiembla en el cristal turbio
y le dejan divinas heridas de diamante. Son poetas del agua que han visto y que meditan
lo que la muchedumbre de los ríos no sabe.



¡Oh lluvia silenciosa, sin tormentas ni vientos,
lluvia mansa y serena de esquila y luz suave,
lluvia buena y pacifica que eres la verdadera,
la que llorosa y triste sobre las cosas caes!



¡Oh lluvia franciscana que llevas a tus gotas
almas de fuentes claras y humildes manantiales!
Cuando sobre los campos desciendes lentamente
las rosas de mi pecho con tus sonidos abres.



El canto primitivo que dices al silencio
y la historia sonora que cuentas al ramaje
los comenta llorando mi corazón desierto
en un negro y profundo pentagrama sin clave.



Mi alma tiene tristeza de la lluvia serena,
tristeza resignada de cosa irrealizable,
tengo en el horizonte un lucero encendido
y el corazón me impide que corra a contemplarte.



¡Oh lluvia silenciosa que los árboles aman
y eres sobre el piano dulzura emocionante;
das al alma las mismas nieblas y resonancias
que pones en el alma dormida del paisaje!

miércoles, 23 de junio de 2010

Palabras para Julia, palabras para mí, palabras para tod@s

Hoy, a falta de menos de 48 horas de enfrentarme a un papel en blanco esperando que las musas vengan a verme (aunque sea sólo para dedicarme una sonrisa), hoy, que empiezo a notar el cansancio, hoy, que divago y me pregunto por qué a veces se apodera de mi la locura y se me ocurren cosas tan extravagantes como presentarme a unas oposiciones, hoy, que creo que a veces soy valiente y otras la más cobarde de todas las mujeres… hoy me he acordado de este poema de José Agustín Goytisolo: Y me he acordado de que se suicidó después y que no entiendo cómo alguien que suplica un canto a la esperanza, pueda caer en la más absoluta desesperanza, tanto como para quitarse la vida.

Y me he acordado, me las aplico y os las regalo.

PALABRAS PARA JULIA

Tú no puedes volver atrás
porque la vida ya te empuja
como un aullido interminable.

Hija mía es mejor vivir
con la alegría de los hombres
que llorar ante el muro ciego.

Te sentirás acorralada
te sentirás perdida o sola
tal vez querrás no haber nacido.

Yo sé muy bien que te dirán
que la vida no tiene objeto
que es un asunto desgraciado.

Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.

La vida es bella, ya verás
como a pesar de los pesares
tendrás amigos, tendrás amor.

Un hombre solo, una mujer
así tomados, de uno en uno
son como polvo, no son nada.

Pero yo cuando te hablo a ti
cuando te escribo estas palabras
pienso también en otra gente.

Tu destino está en los demás
tu futuro es tu propia vida
tu dignidad es la de todos.

Otros esperan que resistas
que les ayude tu alegría
tu canción entre sus canciones.

Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti
como ahora pienso.

Nunca te entregues ni te apartes
junto al camino, nunca digas
no puedo más y aquí me quedo.

La vida es bella, tú verás
como a pesar de los pesares
tendrás amor, tendrás amigos.

Por lo demás no hay elección
y este mundo tal como es
será todo tu patrimonio.

Perdóname no sé decirte
nada más pero tú comprende
que yo aún estoy en el camino.

Y siempre siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso

martes, 15 de junio de 2010

14 de Junio, pasadas las 13:00

 

El día que dejó de cocinar nos dimos cuenta. Sentada en su butaca me miraba con aquellos ojos picarones y una sonrisita maliciosa entre dientes. Recuerdo que le di un beso, sonoro, en la cara, bien apretado, como a ella le gustaba. Antes de llegar al salón, el abuelo me había abierto la puerta ataviado con un delantal y un cucharón en la mano.” ¿Y eso? “ pregunté. “Nada hija, tu abuela que dice que no cocina más”. Increíble, ¿mi abuela se rebelaba en huelga de cocineras? ¿La misma mujer que no dejaba entrar a nadie en sus fogones y que, cuando le preguntabas por una receta nunca te la daba completa? ¿la misma que sólo era feliz cuando dejabas que te llenase el plato una y otra vez?  Estará mala, “¿estás bien?” le pregunté después de darle el beso, y meciéndose y riéndose me dijo muy tranquilamente “¿yooo? estupendamente. Aquí el que tenga hambre que se haga de comer, yo ya he cocinado bastante”.

Y detrás una sonora  carcajada.

Esa frase lapidaria fue el signo inequívoco de que algo estaba fallando. Puede parecer una estupidez y no conozco el Alzheimer desde un punto de vista teórico como  para saber si lo que digo está fundamentado o no, pero tengo la sensación de que de algún modo, algo en ella se liberó : empezaron a surgir en su enfermedad síntomas de una hartura contenida, de una vida un tanto frustrada por lo que le había tocado vivir, verdades como puños que no se había atrevido hablar. Aquello sólo fue el principio de una larga cadena de acontecimientos vertiginosos que nos fueron separando de ella. Era su cuerpo, su preciosa carita, su voz… pero allí no estaba Teresa. Y aprendimos a convivir con la nueva Teresa que nos dejaba rastros tímidos de la que amamos una vez. Pero también la quisimos. Hasta el día que marchó, en una agonía injusta para una vida dedicada a todos,  la quisimos, nos reímos, le procuramos buenos momentos, bailamos con ella, cantamos con ella, y el abuelo, hombre duro donde los halla, estuvo a su lado con todo el cariño que jamás yo había visto en él.

Quizás lo más duro de todo esto fue ver cuando era consciente de su pérdida, cuando hacía un esfuerzo por reconocernos y no podía, cuando se sentía asustada, perdida, sola … revolvía en su mente buscando explicación a cosas sin sentido. Su marido (mi abuelo)había pasado a formar parte de la familia siendo “el abuelo” pero el otro, al que buscaba por las noches, andaba de bares con las fulanas del barrio. Mi abuelo , con una paciencia infinita que jamás tuvo, la tranquilizaba, la acariciaba e incluso había veces que se vestían y salían a buscar al bar de enfrente a “el hombre” que se iba y la dejaba sola con el viejo y su hermano (muerto hacía años). Fue terrible ver cómo sufría por estas cosas y ver cómo mi abuelo con sus 86 años, fabricaba un cariño y una ternura inusuales.

Pero, a pesar de su enfermedad, siempre tenía una sonrisa, un gesto amable, una caricia para regalarte… nunca se quejó ni se lamentó de su suerte; aceptaba cada momento con gallardía y arrojo, incluso cuando era consciente y te reconocía, te llenaba de un “hola presiosa”, con esa gracia andaluza que le caracterizaba.

Cuando me siento perdida, vuelvo los ojos hacia atrás. Pero no para pensar o recordar aquello de “cualquier tiempo pasado fue mejor” . En absoluto; en la inocencia que presumo mantener, aún quedan esas palabras mágicas “lo mejor está por llegar”.

Acudo a mis recuerdos (como decía la maravillosa Luz casal) como un bálsamo para mis pequeños tropiezos. Tengo la fortuna de olvidar lo malo, hasta tal punto, que todo lo que me ha sucedido en la vida, lo considero maravilloso, total, es mi vida, en mi mano está ver cómo la interpreto; si sé manejarla o no, eso ya será cuestión de paciencia y esmero.

Pero hay tanta gente a la que el recuerdo me lleva…  A los que he querido tanto… y de los que tanto he aprendido.

Recuerdo a mis titas, las de Málaga, las historias de mi abuela, niñas educadas sin madre con un padre jardinero a la vez que tocaba el violín a poyado en la tripa con un conjunto de verdiales por los montes de Málaga. Una vez , me moría de risa, cuando mi abuela vio en la TV un concierto de música clásica y muy sorprendida apunta : “digo, ¿y esa gente, por qué se pone el violín en el pescuezo?” Nunca entendió que el peculiar era su padre que debía tener un arte portentoso para tocar el violín sujeto de esa extraña forma…pero mi abuela era un ser extraordinario. Hasta cuando le sobrevino la locura lo siguió siendo.

Y hoy, un día de esos que mejor olvidar, me han venido a la memoria todas las personas que he conocido y han luchado como leonas por vivir… ya ni siquiera por ser felices, por ser más o menos, por estar mejor o peor, no, simplemente por estar, por seguir estando en este maravilloso espacio que es la vida .

No tengo derecho a quejarme, no tengo ningún argumento para tirar la toalla;  aún en este momento en que me siento impotente ante la adversidad, necesito pensar en ellos, en ellas, en todos y en cada uno de vosotros que, de algún modo me enseñáis cada día. Y quiero ser así : valiente y poderosa.

En la fuerza que emana de ese recuerdo está la mía y por ellos es que debo seguir con la alegría que dicen, me sobra.

viernes, 11 de junio de 2010

La luna perdida

la-luna-es-un-globo Imagen cogida de Internet

A Feli no le gustaba demasiado aquello, pero qué se le iba a hacer, se lo había prometido. El ruido de las atracciones, la música ensordecedora, las luces, la cantidad de gente sin organización (ya se sabe, en estos sitios cada uno va por donde puede), el polvo, los “tomboleros” anunciando el premio del día, el olor a rancio de las freidurías mezclado con el de palomitas, algodones de azúcar, manzanas de caramelo, los puestos de encurtidos: altramuces, aceitunas, berenjenas gigantes…… no lo soportaba, pero se lo había prometido y una promesa hay que cumplirla, si no… dejan de creer en ti.

Había perdido la cuenta de la cantidad de dinero que llevaba gastado, todo lo quería , a todo quería subirse y sólo por ver la carita de felicidad que ponía merecía la pena aguantar un poco. “Hombre, se decía, menos mal que sólo es una vez al año… y eso porque no se entera de las de otros pueblos…menos mal, y bueno, no estás con tu sobrino todos los días”. Se sentía afortunado de que las atracciones fueran demasiado pequeñas para él, lo que le faltaba!! se mareaba sólo con verlas, así que… mucho mejor así. Esperaba de pie, al lado de otros sufridores y saludando al pequeño cada vez que pasaba por su vista en aquellas interminables vueltas de aquellos cacharros infernales.

Hacía tiempo que no se divertía con nada; sumido en sus problemas y en sus rollos personales, tenía una tendencia a verlo todo del peor color posible. Sin curro, casi sin amigos, su novia le había dejado, había vuelto a casa de sus padres…era, en definitiva el peor verano de su vida. Ya no soñaba despierto, como antes, ya no inventaba ilusiones…estaba cansado de tantas decepciones y poco a poco había dejado de tener fe. En la vida, en las´personas, en sí mismo…

No se dio cuenta, el ruido era demasiado fuerte, pero a su lado un pequeño con cara sucia y camiseta de rayas, lloraba sin consuelo. Algo le tiraba de la camiseta y al mirar, se encontró a un sucio mocoso limpiándose las lágrimas con ella, “me cagüen”

-Niño, qué haces?

- perdone, no es usted mi padre?

- pues… que yo sepa , no

- es que se parece… me equivoqué, lo siento

- Venga, no pasa nada… pero esas cochinadas de limpiarte con la camiseta de otro… joder, niño, aunque sea tu padre!!!

- es que se me ha perdido!!

- ¿tu padre?

- no, la luna

- ¿La luna? ¿cómo se te va a perder la luna?

- estaba aquí, conmigo, y se me perdió

Feli miró al cielo, nada: tan sólo una noche cerrada y oscura.

- Chaval, me temo que esta noche la luna no se ve, se te perdió a ti…y a todo el pueblo!! anda que…

- No, no, sí estaba, la tenía aquí en esta cuerda….

El pequeño de cara sucia le mostró a Feli una cuerdecita de algodón que llevaba cogida fuertemente y colgaba hasta caer al suelo.

- Mire, aquí estaba…era blanca, redonda, brillante…preciosa !! me la compró mi padre y ahora no la encuentro !! no sé dónde está…y era mi luna!!

- Bueno – dijo Feli – que te compre otra tu padre, si le encuentras, claro!! . Se rebuscó en los bolsillos a ver cuanto dinero le quedaba, el niño de cara sucia no paraba de llorar y aunque intentaba moverse y que se separase de él, el crío estaba pegado como una lapa. Pensó “¿y si le doy dinero al crío y que se compre otro puñetero globo?”. El carricoche seguía dando vueltas y Feli saludaba a su sobrino cada vez que pasaba. El pequeño de cara sucia seguía llorando , mirando su cuerdecita y al cielo al mismo tiempo.

Feli empezó a sentir algo de angustia con aquello… “joder, y qué hago yo con este enano? buscar a sus padres? “

- Niño, cuánto cuesta el globo?

- ¿qué globo?

- el que llevabas en la mano, el jodío globo que se te ha pinchado, o ha salido volando…

- Señor, yo no tenía un globo, tenía la luna, atadita aquí en esta cuerda y era brillante y redo….

- Sí, sí, vale…redonda, brillante…vale chaval, ¿cuánto costó?

- Me la regaló mi padre… yo se la pedí, quería esa y no otra…era la mía.No puedo perderla, sin ella no podría seguir adelante y por eso , desde que la he perdido, no me he movido de aquí, por si vuelve, pero no vuelve.

Feli no entendía nada… el niño de la .cara sucia no parecía un loco, ni un raterillo que le estuviese tomando el pelo para , en un descuido, robarle la cartera, no parecía asustado por no encontrar a sus padres, pero ¿qué era esa chaladura que llevaba al niño a pensar que tenía la luna atada en una cuerda?

Intentó ponerse en situación, a lo mejor siguiéndole el rollo , entendía algo más… y , sobre todo, dejaba de molestarle

El niño lloraba desconsolado y a Feli se le removió algo por dentro. ¿Qué podía decirle a aquél pequeño? buscó en su memoria alguna de aquellas palabras que habían hecho tanto bien a su alrededor, pero de su cabeza no salía nada… buscó en sus tripas por si allí quedaba alguna otra cosa que no fuese angustia, pero las palabras estaban demasiado apretadas para salir… buscó en su corazón ,en sus sentimientos abandonados desde hacía tiempo y allí encontró una sola respuesta…

- Esa luna no era para tí, seguro.

- ¿cómo, señor? si era la que yo quería….

-Pero ella no te eligió a ti. Mira, las lunas son así, libres, se van cuando menos te lo esperas, cambian de forma, muchas veces de colores, hacen que seamos de una o otra manera…nos vuelven del revés… pero estas no son las buenas, estas son las falsas lunas, las que nos hacen creer que sin ellas no podremos vivir, como tú piensas ahora… pero la luna que sea para ti, será siempre tuya, te hará crecer, hará que seas invencible, te hará más fuerte, te sorprenderá cada día, te hará reír sin control… tu luna nunca te haría llorar, ni sufrir, ni ver la vida negra como la ves ahora…ni dejaría que estuvieras solo…

- pero, entonces?… ¿qué hago?

- No llorar y esperar, confiar en que tu luna llegará y serás el niño más afortunado de la tierra.

- ¿y cómo hago para no estar triste ahora?

- Procura sonreír, y espera… se irá la tristeza y vendrán días mejores… ninguna pena es eterna, y si nos lo parece, no debemos dejar que lo sea,…

El niño le dio un abrazo con todas sus fuerzas y necesitó cerrar los ojos: algo en él cambió. De pronto las luces se hicieron mágicas, los carricoches le parecían naves espaciales venidas de otro planeta, el olor a palomitas hinchó su corazón y sintió un irremediable deseo de comer un algodón de azúcar… Respiró el polvo que levantaba la gente al caminar a su paso…”¡Qué maravilla tanta gente junta!” Quería subir a la noria gigante, entrar en el tren de la risa, que le diera escobazos el señor vestido de bruja, meterse en el laberinto, entre los espejos que te deforman …. comerse un cucurucho de altramuces y pegarse con su sobrino un atracón de palomitas…

Algo tiró de su camiseta y se acordó de que el niño de la cara sucia estaba ahí abrazándole. Pero no, había desaparecido. Era su sobrino que había terminado de dar vueltas en el ahora emocionante cacharro de los aviones voladores…

- Tío…

Miró para todos lados, pero el pequeño de la cara sucia ya no estaba.

- Tío… ¿qué llevas en la mano?

Feli sujetaba un globo enorme de color negro atado con una cuerdecita blanco de algodón

- Algo que no es mío, ni lo quiero. Algo que me ha pesado demasiado tiempo, algo que debo dejar que se vaya…

Y diciendo esto, soltó el globo, que salió disparado hacia el cielo. Su oscuridad se mezcló con la del cielo que de pronto se convirtió en una fiesta de colores y magia impulsada por los cohetes que tiraban desde el puerto.

Buscó con la mirada al niño de la cara sucia pero ya no estaba, preguntó a su sobrino pero este no había visto ningún niño a su lado cuando le saludaba desde su avión del carricoche… No comprendía, no sabía, no entendía pero sin querer se sentía tremendamente feliz, liberado, tranquilo y con unas ganas locas de cantar, gritar sin parar… Cogió a su sobrino en brazos, lo elevó por los aires, se lo subió a hombros diciéndole, con una alegría que su sobrino desconocía:

- “ Te quiero, enano y lo vamos a pasar en grande…!!!.”

En el puesto del algodón de azúcar , un niño con la cara sucia sonreía viendo cómo Feli había vuelto a vivir.

viernes, 4 de junio de 2010

La Tarde


Mar de nubes
Foto tomada en Agosto de 2008 en la Caldera de Taburiente, Isla de La Palma


Dedicado a los que peleáis por seguir cuando lo que el cuerpo pide es otra cosa…. (que hace sueño, vaya).



Se hace cuesta arriba la tarde,

se viste de sueño, de calor y desgana.

Se pasea lenta entre mis dedos,

minutos, segundos que no avanzan…

Tiene un color que asusta,

de un blanco encendido.

Deslumbra y casi mata,

la luz que consigue entrar por la ventana.

Busco la sombra,

la oscuridad que duerme

el frescor que escapa

de esta pequeña estancia.



Se hace cuesta arriba la tarde

la espalda pide tierra

los ojos se me empañan

y deseo que sea como la mañana.

Tiene un olor que llama

a sábanas mojadas

recién tendidas

y a siestas entre malvas.

Busco el silencio,

la quietud del tiempo

de unos ojos cerrados

de un cuerpo que me llama.



Se hace cuesta arriba la tarde

cuando piensas en las horas

en los días

que aún tienes por delante.

Tiene una forma extraña,

de invitarte al sueño

de querer que pares

y de darte un beso.

Busco que me olvide

que se vaya lejos

que deje de robarme

mi precioso tiempo.



Se hace cuesta arriba la tarde

pero al hablar de ella

ha pasado un rato

y sin querer pregunto:

“¿por qué no lo hice antes?”

jueves, 27 de mayo de 2010

Locuras para un día perezoso

ya estoy aquííííí !!!
¿o estás durmiendo la siestecita, eh?
pues ale, ale, a dormir, que sois unos seres misteriosooosssssssss
aparecéis...
desaparecéis...
Tengo sueño...
y dolor de cabeza...
y me aburro
me aburro como una ostra...
(¿por qué las ostras se aburren?, no sé, no fabrican perlas? pues eso debe ser entretenido, no?)
creo que voy a empezar a fabricar perlas,
así, mientras me aburro, hago algo productivo
y que me de dinero...
o quizás, fama...
eso es!!!
voy a ser famosa
"Ruti la ostra, la que fabrica perlas más hermosas!! "
y luego juntaré las perlas
y les haré un agujerito...
y haré collares,
y pendientes
y pulseras
¿y si me cuento los pelos del cuerpo? *
no, esto no es bueno
no dan dinero por eso, no?
la vida es así
te vuelves loca cuando menos te lo esperas
a las locas lo único que nos espera es volver a ser cuerdas
pero ser cuerda es tan aburrido...
pero entonces, si no me aburro...
no podré fabricar perlas
y mis sueños se irán al traste
mi tiendecita de collares!!
yo siempre quise tener una papelería
y una librería mágica
y un sombrero cordobés!!!

y una casita con un valla blanca al lado del mar

y un caballo

y un perro que me ladre

y un sombrero de paja

y un piano de cola

y un poco de cordura

para los días grises.

Y un teatro para mi sola

y una caja de cartón

y el bolso de Mary Poppins

y los ojos de mi madre.

Tengo sueño, no hay remedio,

¿serán los telediarios que me vuelven del revés?

* Esto tiene su explicación, tengo un tío que en algunas curcunstancias determinadas en momentos familiares concretos, soltaba esta extraña frase : "Mira si tengo talento, que tengo el cuerpo lleno pelos y de noche me los cuento". Pues eso.

lunes, 10 de mayo de 2010

Dido y Eneas

El 8 de Mayo se celebró el día Internacional de la Ópera con múltiples eventos destinados a acercar este potente espectáculo al gran público. Sinceramente, yo preferiría poder asistir al Teatro Real más a menudo y no sentir que la ópera sigue siendo exclusiva para unos pocos de bolsillos pudientes. Y esto no me enfada, no,me enfada sentir que algunos van “porque está de moda” y no porque puedan, quieran o deseen apreciar lo que se les ofrece. Es triste. Pero siempre queda la esperanza de que aun el que se acerca porque “puede” , sienta en su alma más allá de lo puramente material y glamuroso. Porque la música es así, porque debería ser así, para todos, por todos, de todos…

Y  mientras algo de mala uva se apodera de mí (porque ya me gustaría tener el bolsillo del moderno ese de arriba) me contento con escucharla, saborearla a través de un par de altavoces, soñar con ella, con sus voces, sus cuerdas, sus vientos, su presencia…

Y la escucho con los ojos del alma, como sólo se puede ver la música.

Es  mi amante y mi compañera pero aún no la conozco profundamente. Y quiero seguir así, asombrándome con ella a cada paso, encontrando cada día algo que me admire más, que me haga amarla más, porque no entiendo el amor sin admiración ni la vida sin sorpresas. Cada día hay algo nuevo que me hace abrir los ojos y el corazón una vez más. Y eso, permitirá que la ame siempre.

Como los buenos amantes, cada día se viste y se desnuda de una manera distinta, pero siempre complaciente. Se acerca, te envuelve, te besa, te conmueve, te irrita, te enloquece, te embauca, te envenena, te hace llorar…se disfraza de unos y de otros pero tú sabes que es ella… es inevitablemente y afortunadamente ella.

Eso pensaba yo el día 8 de Mayo cuando vi las noticias y allí estaba, dispuesta a ofrecerse a otros, y yo, celosa de los que la sentían, pero feliz, pues sé que debo compartirla; así es nuestro amor: libre, puro, poderoso y hoy quiero compartirla con vosotr@s.

Hay un Área que me conmueve hasta rozar el dolor (When I am laid in earth, Lamento de Dido, ópera Dido y Eneas, Purcell).

Siempre que la escucho, algo se rompe y brota. O es una lágrima o es una infinita tristeza, pero contribuye a ello la impresionante voz de Jessye Norman, su presencia hace que no necesite más. Me sobran decorados y grandes parafernalias. Os la regalo.

 

Thy hand, Belinda,

darkness shades me.

On thy bosom let me rest,

more I would, but Death invades me;

Death is now a welcome guest.

When I am laid in earth,

May my wrongs create no trouble in thy breast;

remember me,

but ah! forget my fate.

 

Tu mano, Belinda; me envuelven las sombras.

Déjame descansar en tu pecho.

Cuánto más no quisiera,

pero me invade la muerte;

la muerte es ahora una visita bien recibida.

Cuando yazga en tierra,

mis equivocaciones no deberán crearle problemas a tu pecho; recuérdame, pero,

¡ay!, olvida mi destino.

Dido y Eneas, Argumento: Tras huir de Troya, Eneas y su tropa naufragan en Cartago. El príncipe troyano y Dido, reina cartaginesa, se enamoran. Las brujas conspiran contra este amor y convencen a Eneas de que su destino es marcharse de Cartago para fundar Roma. Dido se deja morir tras la partida de Eneas. Virgilio acuñó la historia en la Eneida.

Henry Purcell estrenó la ópera Dido y Eneas en Londres en 1689.

viernes, 16 de abril de 2010

Estados de ánimo- Pensamientos sueltos

Escher – Imagen tomada de Internet

A veces me quiero demasiado. ¿O nunca es suficiente? Pero otras, me daría una patada en las posaderas (que por cierto, aguantan el paso de las horas estoicas, como dos buenas mulas de carga). Lo malo es que lo he intentado pero no paso a darme un toque tonto con los talones. Claro que, otra posibilidad es que vaya y pregunte a mi alrededor “atencióóóóónnn… hay alguien que quiera darme una patada en el culo?” a lo que nadie responde, porque aquí , estoy yo sola. Luego otra posibilidad es que me ponga en pie y me arrincone contra la pared e intente que ésta me de una buena zurra, por torpe, pero no hay manera. Así que , lejos de auto castigarme, porque es estúpido y además, no me sirve absolutamente para nada, me pongo a escribir que , al menos, eso no duele, no implica a nadie y es más sano. Y además, mi culo no tiene la culpa de nada. Pobre.

Me cambia el ánimo según cambia el tiempo:

llueve -toy triste, (¿os acordáis de los “toys”?),

hace sol- toy felí,

se nubla -toy cansina,

llueve otra vez -toy mosqueá,

sale un rayo tímido -toy medio contenta,

vuelve a llover -toy, acordándome de la madre que parió al tiempo

hace frío -toy helá

esté el tiempo como esté… TOY TONTA!!!

Hoy “toy doloría” pero esa es otra película que no viene a cuento.

Alguien que me quiere mucho siempre me dice “¿no puedes buscar un equilibrio?” y yo digo que ¡menudo aburrimiento!, ¿sí, eh? pues ale bonita, a joderse tocan…

Y por ahí anda una especie de vocecita pestosa -llamada conciencia-tipo Pepito Grillo (al que aplastaría sin miramiento si no fuese porque tiene toda la razón del mundo el jodío y ,para más extrañeza, le necesito incordiándome de vez en cuando ) que se asoma por la esquinita de la pantalla del ordenador, me mira inquisidor y me dice el muy repelente: “nena… (aquí pone cara de bicho cabrón) a estudiar!! “.

Entre medias, leo, memorizo, repaso, me entretengo, vuelvo a leer, repaso un tema, busco información, repaso, me pregunto ¿por qué soy tan jodidamente retorcida y lo he hecho todo al revés? (empezando por nacer, que lo hice de culo, coño!! el culo de nuevo… si es que, éste y yo terminamos haciendo algo importante, ya lo veréis), vuelvo a leer, veo la hora, el correo, navego, leo… y me aburro, me aburro como una soberana ostra.

¿Sabéis lo que os digo? que paso de mí.

Mejor me desenchufo y me voy a hacer la comida, que ya va dando hambre.

P.D. Creo que debería salir más.

miércoles, 14 de abril de 2010

Musa

Hace tiempo empecé un texto teatral para adultos que dejé por ahí   colgado (ya sabéis que lo mío son los niños y los mayores, en el término medio… me pierdo).

La idea sigue dando vueltas en mi cabeza.

Y el principio de la historia es más o menos esta:

I

Había llegado a un punto en el que no se reconocía ni quería reconocerse; era más fácil seguir vagando sin preguntarse siquiera dónde iba. Sus pies tampoco le correspondían demasiado:  un paso torpe, algún traspiés de vez en cuando, algún salto a la pata coja…pero no conseguía realizar el “pas de bourrée” necesario para salir de su rutina. Definitivamente, estaba cansado, tan cansado que sólo quería dormir, cerrar los ojos, abandonarse al sueño, a un sueño que al menos le alejaba del jodido espacio de tiempo que le estaba tocando vivir.

Algunas veces se sentaba delante de la ventana,simplemente para ver a la gente pasar. Envidiaba que la gente tuviese dónde ir. Él se sumergía en sus lienzos pero de la paleta de colores sólo emergía el negro.Un ejercicio estúpido de subir y bajar que no conducía a ninguna parte. Los pinceles se amontonaban en los botes. los lienzos, de un blanco que hacía daño, le empujaban más y más a la desesperación de sentirse acabado.No podía crear: era incapaz de crear. Destruía con cada gesto, cada palabra mal sonante, cada desprecio hacia los que aún estaban a su lado, contestaba con ira, rabia y frustración y la gente terminó yéndose de su lado.

“Demasiados cambios, demasiada mala suerte” era lo único que su cansancio le permitía hacer: pensar en la mierda que le rodeaba. Y mientras se lamentaba, la vida seguía a su alrededor sin percatarse de su presencia, más que nada, porque a él, ésta tampoco le interesaba demasiado.

Se sentía apagado, febril, agotado, hundido, vacío, sin fuerzas… la vida se le escapaba día a día en un sumidero de asco y machaque íntimo sinsentido. Porque eran otros tiempos, sí, era la antesala de algo venidero, ni siquiera era el final… pero la impaciencia lo consumía en un ejercicio vago de autocompasión estúpida. No quería verlo, prefería la incoherencia de querer irse de este mundo sin hacerlo. Ya está. Era mejor así. “Soy un desastre, un fracaso, una pena…”. Y un gilipollas, (como decía Marta) y punto.

II

Ella ya no esperaba nada, no intentaba nada, no decía nada,  simplemente, estaba ahí (era la única que quedaba).  Presente cuando no tenía más remedio e intentando huir a cada rato. Porque estar con él se hacía francamente insoportable. Ya no sabía si era costumbre, vaguería de terminar y empezar de nuevo, o si aún algo de cariño o amor le quedaba. Le quiso, pero ya no estaba segura de eso. Lo que no iba a permitir es que le arrastrase con él al mundo subterráneo donde se había sumergido. No estaba lista para sitios oscuros, no necesitaba eso e irse con él era naufragar ambos en el mar de porquería que Marcos había construido a su alrededor. No comprendía cómo se había rendido tan pronto, con su alma, con su talento, con sus ganas de vivir…. pero ya no se lo preguntaba. Pacientemente esperaba a que todo diese un vuelco, a que las cosas cambiasen, a que en Marcos volviera a brillar esa luz que le transformaba en un ser maravilloso, en un alma loca, divertida, entrañable… ese que hacía mucho tiempo se había ido de la casa sin pretensión de volver, pero este último pensamiento era desechado por ella: nunca había sido optimista, pero esta vez, recogió los recuerdos de la vitalidad de Marcos, pensó en ellos y se los guardó, asegurándose de utilizarlos cuando más los necesitara, por él, sí, pero también por ella. Hubiera enloquecido si no hubiese sido por la memoria. Porque ya no tenía fuerzas para mucho más. Sólo le quedaba la esperanza de que el maldito teléfono al que Marcos vivía pegado, sonase y acabara todo de una vez. Cruzaba los dedos cuando aquél aparato rompía el silencio en el que se sumían cuando estaban uno frente al otro, al menos, eso hacía menos desagradable la escena.

Imaginaba cómo sería el momento en el que la llamada despertase de nuevo al hombre que conoció y que decidió seguir allá donde fuere. Por el que había cruzado medio mundo y del que no se imaginaba separada. Eso lo cambiaría todo; su rostro volvería a tener aquella magia, sus manos, tocarían el viejo piano ahora desafinado por la falta de uso, su voz, aquella voz limpia y clara, sonaría de nuevo para ella; todo volvería a ser como antes: sus colores, olores, aquellas imágenes que te transportaban al principio y al final de cada historia, él, el artista, sus pinceladas mágicas , que llenaban de luz cada estancia…

O no… “¿Y si no llaman? ¿y si de nuevo otro año más la frustración y la amargura? ¿y si se han olvidado? ¿y si , aunque llamen, es demasiado tarde?”…

Marta se dejó caer en el sofá abrazando un cojín.

Sólo podía pensar en una cosa: ¿tendría maletas suficientes?

sábado, 10 de abril de 2010

Hagamos un trato, Mario Benedetti

 

Para mis compañer@s, en el más amplio y verdadero sentido de la palabra.
 

Cuando sientas tu herida sangrar
cuando sientas tu voz sollozar
cuenta conmigo

(de una canción de CARLOS PUEBLA)

Compañera
usted sabe
puede contar
conmigo
no hasta dos
o hasta diez
sino contar
conmigo

si alguna vez
advierte
que la miro a los ojos
y una veta de amor
reconoce en los míos
no alerte sus fusiles
ni piense qué delirio
a pesar de la veta
o tal vez porque existe
usted puede contar
conmigo

si otras veces
me encuentra
huraño sin motivo
no piense qué flojera
igual puede contar
conmigo

pero hagamos un trato
yo quisiera contar
con usted 

es tan lindo
saber que usted existe
uno se siente vivo
y cuando digo esto
quiero decir contar
aunque sea hasta dos
aunque sea hasta cinco
no ya para que acuda
presurosa en mi auxilio
sino para saber
a ciencia cierta
que usted sabe que puede
contar conmigo.

Mario Benedetti

miércoles, 7 de abril de 2010

Promesas incumplidas

Siempre digo a los demás “no me prometas algo que no seas capaz de cumplir”; las promesas incumplidas me sientan como una patada en la boca del estómago y lo peor, me ponen de una mala leche… me da una rabia…

En el fondo una promesa incumplida me parece una tremenda tomadura de pelo y nunca me ha gustado que me tomen el pelo, sólo cuando yo me dejo, no cuando quiera otro. Pero claro, no estoy en posición de controlarlo todo, es más, creo que últimamente se me escapan las cosas. Mal voy, la verdad.

Me importan un soberano pimiento las promesas de los políticos, ya sé lo que son; pero entras en un juego en el que te dejas engañar, consciente del engaño y muchas veces del autoengaño, porque en el fondo quieres creer que lo que te están prometiendo será verdad… con la falta que nos hace la fe!! y que las cosas se recoloquen.

Más pito todavía me importan las promesas de las cremas de belleza , mascarillas, rímel de pestañas, los gimnasios milagrosos, las dietas hipersupermegarápidas , los aparatitos esos que te dejan la barriga y el culo duro, las pastillas de colores que te quitan hasta lo que no tienes,…anda ya!! (las cremas te pringan la cara, la mascarilla es asquerosa, con el rímel se te terminan cayendo las pestañas…¿sigo?… ¿y lo prometido?…aaaaaaaahhhh? )

Sabemos de sobra cuándo las promesas no son ciertas…venga hombre!! y no me digáis que no, que lo sabemos, pero es más bonito, más ideal, más cursi y más romántico dejarse prometer, que te prometan con la esperanza de que todo sea cierto, aaaaay… si es que andamos por ahí faltos de cariño!!

¡ Y qué decir de las promesas de los padres a los hijos!! pero esas se perdonan, en el fondo son tiernas; al menos yo las recuerdo con una sonrisa boba en los labios… (pero ojo, hay una que la saco a relucir de vez en cuando, jejeje, qué tía más caprichosa soy, por favor!!).

He prometido cosas que luego no he podido o no he sabido o, lo más grave, no he querido cumplir. Lo siento, de corazón, de veras que sí y me he sentido y me siento fatal por ello.

Pero lo peor de todo, lo que realmente no puedo soportar son las promesas que me hago a mí misma y que SOY INCAPAZ de cumplir. Con esas me desespero, me enfado conmigo misma y en ese tiempo de enfado, pierdo el tiempo cuando en realidad lo que debería estar haciendo es cumplirme lo prometido. UF!!, qué coñazo es hacer difícil lo fácil… ¿Y por qué? pues no sé, aún ando revisando los motivos: vaguería, pereza, comodidad (estúpida que es una, pues si las cumpliera me sentiría mejor) pero creo que lo peor, es que cuando me prometo algo, hago tal ejercicio de imaginación de lo que voy a hacer , que cuando tengo que ponerme manos a la obra, ya parece que lo he hecho una y mil veces. Veamos un ejemplo: me prometí a mi misma salir a correr todos los días al menos 10 minutos (promesa incumplida, faltaría más!!). Pues bien, llega la hora y empiezo a visualizar la escena dentro de mi cabeza: “ahora me levanto, voy a la habitación, me planto el chándal, las zapatillas (uf! tengo que buscarlas en el armario), me pongo las lentillas, abro la puerta de casa, salgo a la calle (hará frío, calor, lloverá?) pongo un pie en el parque y doy el primer paso… uy!, no, por ahí no, que hay un grupo de chavales y seguro que me ponen a parir, y por ahí tampoco, que unos tíos musculosos andan haciendo flexiones…ainnss… las mamás…buenooooo…con los carritos (recordemos que todo esto aún lo estoy imaginando antes de siquiera levantarme de la silla), entonces por allá…. derecha, izquierda, derecha , izquierda…madre mía, cómo cuesta… aguanto 10 minutillos más o menos, me voy a casa, cómo sudo!!, me tengo que duchar y luego voy a estar reventada….mejor…NO SALGO A CORRER.” Total, que este ejercicio de imaginación ha durado unos 10 minutos y he decidido que NO VOY; es más, tengo los gemelos doloridos , agujetas en todo el cuerpo, me noto más firme y lo mejor… no he sudado. ¿Por qué me engaño de esa forma? Y lo peor de todo es que no me soporto así, tan petarda. Esto tiene que cambiar de una manera rotunda y firme; me hago daño y pierdo credibilidad entre los que me rodean. Y lo peor, la pierdo conmigo misma. No me entusiasma correr, está claro, pero después de pasar tanto tiempo sentada estudiando, necesito estirar las piernas y sería una buena manera de hacerlo y encima estar en forma, por salud más que nada. Pero de verdad que me canso sólo de pensarlo.

Pero no sólo me pasa con el deporte, qué va!! (bueno, con la bici no me pasa) me pasa en general con cantidad de cosas que tengo que hacer, que prometo hacer, que debo hacer y que siempre me empeño en buscarle excusas.

Me tomo el pelo a menudo y me trato de tonta, qué se le va a hacer….

PROMETO que lo voy a remediar.

lunes, 5 de abril de 2010

Canción de las Simples Cosas

Llevo unos cuantos días cantando muy dentro, muy hondo esta canción.

Es así como me siento, es así como la siento y es así como la quiero compartir. Esta tristeza que me llena desde hace unos días tiene que irse. No cabe entre nosotros. No cabe en mi interior, ni entre vosotros, ni quiero compartirla demasiado… Dejadme que la canten otros, pero sabed que al compartirla, algo de la tristeza que me ocupa se irá con ella.

No quiero hacer reflexiones de porqué vino o por qué está o de dónde o por dónde o si durará o si no…simplemente son cosas, pero no se va a quedar, no puede, no es para mí, no la quiero. Ni vosotros ni nosotros tampoco.

Me apaga, me aquieta, me paraliza, me oscurece, me apena, me hiere, me ahoga y me ata… definitivamente, no puede quedarse. No tiene sitio y aunque aprieta y asoma para hacerse un hueco, no puedo permitir que lo consiga. Hace demasiado daño.

Ya vino otras veces, pero no para siempre, así que esta no va a ser tampoco. De eso ya me ocupo yo. Asi que...adiós tristeza, no te quedes, aunque te cantemos de vez en cuando.

CANCIÓN DE LAS SIMPLES COSAS

Uno se despide ,insensiblemente, de pequeñas cosas,
Lo mismo que un árbol en tiempos de otoño muere por sus hojas.
Al fin la tristeza es la muerte lenta de las simples cosas,
Esas cosas simples que quedan doliendo en el corazón.

Uno vuelve siempre, a los viejos sitios en que amó la vida,
Y entonces comprende como están de ausentes las cosas queridas.
Por eso muchacho no partas ahora soñando el regreso,
Que el amor es simple, y a las cosas simples las devora el tiempo.

Demórate aquí, en la luz mayor de este mediodía,
Donde encontrarás con el pan al sol la mesa servida.

Por eso muchacho no partas ahora soñando el regreso,
Que el amor es simple, y a las cosas simples las devora el tiempo.

Letra de César Isella; Música de Tejada Gómez

Os dejo la versión de Mercedes Sosa y la de Chavela Vargas (dura, muy dura). La han versionado muchos, una de las que más me gustan es la interpretada por Martirio y Pedro Guerra.

martes, 23 de marzo de 2010

¿Os imagináis?

image

Veamos....

Creo que la únicas dos cosas que podría cumplir es la 1, la 13 y la 14...

Lo de las dos enaguas me tiene intrigadísima... ¿por qué dos?. ¿Y lo de las heladerías? pobres maestras... en fin, pa que luego digan que este trabajo es una bicoca.

Dedicado a mis chicas profes

(con permiso de los señores)

domingo, 7 de marzo de 2010

Y después de muchas vueltas... lo sé


He dado muchas vueltas.

Unas de peonza, otras de bola de nieve, las más de pelota saltarina, de yo-yo e incluso de campana!! A veces las he dado haciendo un triple salto mortal hacia atrás, hacia delante, para un lado, para el otro.... Vueltas desde la altura, con red, sin ella, mortales, de caída libre, tirabuzones, vueltas de rueda, incluso de tortilla de patata y en algunos momentos, más espachurradas , como de huevo "revuelto". Me he mareado, he parado he cogido aire...impulso...y vueltas otra vez. Di vueltas al estudio, a las canciones, a las actuaciones, a mis amores, a mi vida, al tiempo, alrededor de mí misma intentando cogerme el rabo (como los perrillos), detrás de una bola de lana, como mi gata... Volteé las noches y los días, cambié el horario, dí vueltas encima, sobre y por debajo de los "tablaos" (incluso me partí una costilla cayendo de uno de ellos, cierto!!), rodé como una bolita de plastelina, me cambiaron la forma (lo intentaron, claro), me estiraron , me rodaron otra vez sobre la mesa... Rodé por estas Epañas nuestras; en mi espalda llevo el peso de tantas noches sin dormir y tantos bártulos que llevar... y un día me cansé. Me paré. Dejé de rodar. Y dije: aquí estoy, ¿qué hago conmigo?
Empecé por organizar, por deshacer lo andado, por echar la vista atrás, terminar cosas pendientes (la carrera, por Dios!!), quitarme lo que me pesaba y dejar de seguir enmarañando la madeja de hilo. Estiré y recoloqué... encontré en mi camino un bálsamo para mi locura y gracias a él, supe ver la respuesta.
No me costó mucho decidirme, pues había que seguir para adelante. Llegados a un punto donde mi trabajo no iba a avanzar más y teniendo tanto que sacar "afuera", decidí hacer la última locura: dejarlo todo y prepararme oposiciones para ser algo que siempre me he negado a ser: maestra.
Adoro esta profesión, no me interpretéis mal, es algo que sale innato en mí; me encanta enseñar, pero yo quería ser "otra cosa", (sí, hombre, la de las vueltas!!). Y siempre algo me recordaba que no era tan buena como yo me creía, ni tenía esa madera que hay que tener para seguir rodando, ni la constancia ni el talento... Una gran amiga mía un día me dijo : "¿No te das cuénta de que te crees mejor de lo que eres y que de lo que reniegas es donde realmente eres buena?" Esto me cabreaba; pero ahora lo comprendo. Lo asumo y quiero serlo.

La historia se resume fácil: dejé el curro, me puse a estudiar y aprobé las oposiciones sin plaza. Ahora estoy esperando. Dulce y amarga espera. Dulce porque sé que un día llegará; amarga porque el que espera, desespera y empiezo a entrar en ese punto loco de ¡¡ que me llamen yaaaaa!!!
Y es que estoy deseando estar allí. En el cole. Enseñando lo poquito que sé y aprendiendo para dar cada día un poco más. Pero, ¿qué es ser maestra? (aparte de vivir como una rajá y tener miles de días de vacaciones y tocarte las narices y blá, blá, blá... como piensan los que no saben de qué hablan) Para mí son muchas cosas, miles de cosas. Dejadme que os cuente algunas:
Ser maestra es:

-comprender
-transmitir
-ser paciente
-amar
-respetar
-ser coherente
-tener valentía
-regalar
-recibir
-entregar
-sorprender y sorprenderse
-animar
-admirar
-luchar
-abrir
-cerrar
-llorar
-reír
-aprender
-enseñar
-borrar
-corregir
-vivir....

Tendría que seguir, porque son tantas y tantas cosas.... qué difícil, no? Para aquellos que piensan que sólo son días de vacaciones, que reflexionen sobre lo que verdaderamente significa para muchos, que como yo, han optado por seguir sus impulsos, su vocación, su realidad.

Dejadme que vaya más allá ; según van transcurriendo los días hasta que me llamen para trabajar y consiga mi plaza, quiero soñar con esto, con el día que pueda decir : "soy maestra, fui maestra y esto es lo que conseguí".

Di muchas vueltas pero ya encontré mi recta y, aunque tiene muchas curvas, atajos, caminos de piedras, ríos que vadear, puentes inseguros... al menos sé que llegará a un destino definitivo, a un punto fijo donde pueda desarrollar aquello que Dios me ha dado para regalar, aquello que mejor puedo hacer, aquello en lo que creo y aquello que me permitirá seguir creciendo como persona para seguir regalando cada día un poquito más.

No sé si será este año, o el que viene o al otro...pero sé que el día llegará; me pondré delante de una clase y me diré a mi misma (y muy bajito para que no lo escuchen) "aquí me tenéis, dispuesta a daros lo mejor de mí, ¿me ayudaréis a seguir aprendiendo?".


P.D. Gracias a las maestras y maestros que estoy encontrando en mi camino y me ayudáis a seguir reforzando mis anhelos cada día.
Gracias de corazón!!!!












miércoles, 24 de febrero de 2010

La canción de su vida

Madrid me supera: el ruido, la aglomeración, los coches, el ambiente agobiante, el transporte público, el metro... Mi gran pesadilla. Los que me conocéis sabéis de mi problema frente a este gusano infernal y los que no... pues ya lo sabéis: no monto en Metro. Así que cuando quiero moverme de un lugar a otro en esta gigantesca maraña de ciudad... voy en autobús. Tardo más, a veces me desespero más, pero al menos, no monto espectáculos gratuitos dentro de los vagones en plan "sacadme de aquí..." .

Los autobuses de Madrid están habitados por un perfil muy determinado de personas. Unas, que como yo, deciden que bajo tierra mejor no, otras porque no quieren caminar, mucha gente mayor, pero sobre todo, personas a las que les gusta admirar el paisaje urbano, sentirse parte de la ciudad pero escondidos, desde el cristal, dentro de ese pequeño cubículo que los separa de la gran urbe. A mí, sin embargo me gusta observarlos a ellos, a los que viajan y miran por la ventanilla esperando descubrir no se sabe qué. Veo a la gente, les miro, pienso..."¿dónde irán?""¿de dónde vendrán?", como una cotilla sin remedio me paro en sus gestos e incluso me he "pillado" a mí misma intentando escuchar alguna conversación de otros... Pero lo que realmente me encanta es cuando alguien se sale de lo común: alguien como yo, que mira a los demás o que de pronto , no se sabe muy bien de dónde ni por qué, empieza a canturrear una melodía y de repente, te contagia, la reconoces y te descubres a tí misma pensando en ella o incluso cantándola tú también.

Y ayer sucedió.

Volvía a casa y sube a la caja de ruedas un señor pequeñito, con cara de cansancio, barba de unos cuantos días y despreocupación en sus maneras. Se sienta en uno de los asientos individuales, se sitúa de lado (no de frente, como sería lo habitual) sube el pie derecho sobre su rodilla izquierda y comienza a silbar.... me quedo mirando, escuchando... y la melodía me transporta a un momento casi olvidado de mi vida: debo tener unos 8 o 9 años y es una época en la que me gustan las canciones muy dramáticas, muy intensas, de amores imposibles, desengaños... (ahora horteras, claro ¡¡cómo cambia el cuento !!) me veo delante del espejo del cuarto de baño (seguro que fue uno de esos días que mi madre me castigó por algo que había hecho o dicho) con cara de coplera sin remedio cantando la canción que silbaba el buen señor.... Ese hombre... ese hombre recordaba una canción de Jeanette, madre santa!!! aquella de "frente a fenteeeee, bajamos la miraaaadaaaa, pues ya no queda nada de que hablar...." Lo peor no es que el señor silbara aquello pasado de moda, no, lo peor es que yo me puse a cantarla también¡¡ y recordaba la canción enterita!! con pausas, matices, tempos...aaaaaaghhhh!!!! y me venía a la mente mi cara afectada delante del espejo, con mis 8 o 9 años cantando aquello de "al ver que nuestro amooooor se aleja, leeeejooooos".... Tuve un momento de desconcierto y no sabía si me iba a dar un ataque de risa o de desesperación porque aquel buen hombre no paraba de silbar el dichoso estribillo de la cancioncita. No podía por menos que pensar... "¿de dónde se ha sacado el buen señor la canción esta ? y ¿por qué la silba? ¿no se sabe otra? Una canción de hace más de 20 años!!! ¿le habrá dejado su novia/esposa/amante?"... En estas andaba y casi me paso la parada en la que tenía que bajar. Y me bajé cantando "pues ya no queda naaada de que hablaaar". Mal, muy mal.

Supongo que todos tenemos una canción que te marca, que te acompaña en algún momento determidado de tu vida y te evoca recuerdos... Pensad en cualquier canción y os llevará a un momento de vuestra vida que recordaréis siempre. Aunque sea la canción más hortera del mundo. ¿No os pasa que de repente oís una melodía determinada y sin saber por qué empezáis a botar?, A mí me pasa con aquella de "Chiquillaaaaaaaa" automáticamente, doy un ridículo gritito y me pongo a saltar... ¿y?, ah , no sé; pero de pronto me veo con mis 16 años y haciendo el mismo ruidito estúpido y gritando "y yo la miiiroooooo". No sé qué será, pero escucho una canción de hace años y me vine a la mente un momento de mi vida, en un sitio concreto y haciendo algo sola o en compañía de otros... venga, pensadlo, no seáis vagos, después me lo contáis.

Yo me sigo preguntando... ¿Jeanette a estas alturas? Bueno, será la canción de su vida.

martes, 9 de febrero de 2010

SUBE A NACER CONMIGO, HERMANO

Un poema maravilloso que quisiera compartir...


Canto General
Pablo Neruda

Sube a nacer conmigo, hermano.
Dame la mano desde la profunda
zona de tu dolor diseminado.
No volverás del fondo de las rocas.
No volverás del tiempo subterráneo.
No volverá tu voz endurecida.
No volverán tus ojos taladrados.
Mírame desde el fondo de la tierra,
labrador, tejedor, pastor callado:
domador de guanacos tutelares:
albañil del andamio desafiado:
aguador de las lágrimas andinas:
joyero de los dedos machacados:
agricultor temblando en la semilla:
alfarero en tu greda derramado:
traed a la copa de esta nueva vida
vuestros viejos dolores enterrados.
Mostradme vuestra sangre y vuestro surco,
decidme: aquí fui castigado,
porque la joya no brilló o la tierra
no entregó a tiempo la piedra o el grano:
señaladme la piedra en que caísteis
y la madera en que os crucificaron,
encendedme los viejos pedernales,
las viejas lámparas, los látigos pegados
a través de los siglos en las llagas
y las hachas de brillo ensangrentado.
Yo vengo a hablar por vuestra boca muerta.

A través de la tierra juntad todos
los silenciosos labios derramados
y desde el fondo habladme toda esta larga noche
como si yo estuviera con vosotros anclado,
contadme todo, cadena a cadena,
eslabón a eslabón, y paso a paso,
afilad los cuchillos que guardasteis,
ponedlos en mi pecho y en mi mano,
como un río de rayos amarillos,
como un río de tigres enterrados,
y dejadme llorar, horas, días, años,
edades ciegas, siglos estelares.

Dadme el silencio, el agua, la esperanza.

Dadme la lucha, el hierro, los volcanes.

Apegadme los cuerpos como imanes.

Acudid a mis venas y a mi boca.

Hablad por mis palabras y mi sangre.

jueves, 14 de enero de 2010

Mudanza



MUDANZA:
Acción y efecto de mudar o mudarse.
traslación que se hace de una casa o de una habitación a otra

Por fin me mudé. Ya acabó la pesadilla.

Se colocaron los libros, la ropa, los enseres de cocina, de escritorio, cuarto de baño, las cortinas, las menudencias , las cosas valiosas, las no tanto, las queridas, los recuerdos, las promesas olvidadas, la vajilla buena, la de diario, ¡¡cuidado con la cristalería !! las cortinas, maletas... ¿tantas maletas? ... uf!! se cerraron todas las cajitas , (gracias familia!!) se desmontaron los muebles, cada cosa se fue para su destino, lloré, grité, me enfadé, rabié, pataleé... pero había que seguir, no quedaba más remedio. Cargamos la furgoneta... ¡¡ 4 días de ir de aquí para allá!! (gracias, mi vida - él sabe quién es- nunca te agradeceré lo bastante). ¿Cuánto cabe en 48 m? Diez años de muchas cosas. Y eso que nunca fue mi casa. Pero era mi espacio, mi refugio, mi guarida, a veces mi pesadilla, mi carga y mi tormento. Pero era mío.
Un cachito de mí se quedó ahí.

Uno va repartiéndose así mismo inevitablemente por la vida; te esparces a cada paso... si quieres claro, si eres capaz de ser tan egoísta como para quedártelo todo... mmm, no sé si alguien pueda. Es el acto más generoso de nosotros mismos y lo hacemos sin querer... ¡¡ qué bonito !! sin darnos cuenta nos desprendemos, de algo , no sé cómo pero la gente que pasa a nuestro lado se queda algo nuestro, y lo mejor... nos regalamos a desconocidos!! una sonrisa, un roce, una mueca de agrado o desagrado, una mirada... ¡¡vaya!! y crucemos los dedos porque sea positivo, que cuando nos quedamos nosotros lo de los otros, no nos gusta lo feo. Porque también nos regalan, vaya que nos regalan...y lo mejor...tampoco se dan cuenta. Y en el fondo es el acto de amor más puro.
Yo regalé a esa casa tantas cosas... y fue mutuo. Porque ella me dio momentos mágicos, no todo el que regala sabe lo que es la magia!! Hay que ser una casa. Una casa pequeñita pero con encanto. Una casa con mucha luz. Una casa llena de mí... ahora sin mí. Para los que vengan sólo he dejado unas bombillas y unos agujeritos en la pered... lo siento, me he resistido a ser tan generosa... no quería irme, pero no había más remedio. Y te echo de menos, ¡¡ vaya si te echo de menos !!

Pero como pasa con los amores, llegará otra casa; no será mejor ni peor, simplemente otra, diferente, no sé si más nueva o más vieja, o más grande o más pequeña, o más lejos o más cerca, o baja o alta.. pero volveré a vivir con ella y en ella y volveremos a querernos, a encontrarnos, a dejar cada una su regalo a la otra. Como con los amores, como con los amigos, como pasa siempre que nos reglamos. Simplemente, como la vida.