Imagen cogida de Internet
A Feli no le gustaba demasiado aquello, pero qué se le iba a hacer, se lo había prometido. El ruido de las atracciones, la música ensordecedora, las luces, la cantidad de gente sin organización (ya se sabe, en estos sitios cada uno va por donde puede), el polvo, los “tomboleros” anunciando el premio del día, el olor a rancio de las freidurías mezclado con el de palomitas, algodones de azúcar, manzanas de caramelo, los puestos de encurtidos: altramuces, aceitunas, berenjenas gigantes…… no lo soportaba, pero se lo había prometido y una promesa hay que cumplirla, si no… dejan de creer en ti.
Había perdido la cuenta de la cantidad de dinero que llevaba gastado, todo lo quería , a todo quería subirse y sólo por ver la carita de felicidad que ponía merecía la pena aguantar un poco. “Hombre, se decía, menos mal que sólo es una vez al año… y eso porque no se entera de las de otros pueblos…menos mal, y bueno, no estás con tu sobrino todos los días”. Se sentía afortunado de que las atracciones fueran demasiado pequeñas para él, lo que le faltaba!! se mareaba sólo con verlas, así que… mucho mejor así. Esperaba de pie, al lado de otros sufridores y saludando al pequeño cada vez que pasaba por su vista en aquellas interminables vueltas de aquellos cacharros infernales.
Hacía tiempo que no se divertía con nada; sumido en sus problemas y en sus rollos personales, tenía una tendencia a verlo todo del peor color posible. Sin curro, casi sin amigos, su novia le había dejado, había vuelto a casa de sus padres…era, en definitiva el peor verano de su vida. Ya no soñaba despierto, como antes, ya no inventaba ilusiones…estaba cansado de tantas decepciones y poco a poco había dejado de tener fe. En la vida, en las´personas, en sí mismo…
No se dio cuenta, el ruido era demasiado fuerte, pero a su lado un pequeño con cara sucia y camiseta de rayas, lloraba sin consuelo. Algo le tiraba de la camiseta y al mirar, se encontró a un sucio mocoso limpiándose las lágrimas con ella, “me cagüen”
-Niño, qué haces?
- perdone, no es usted mi padre?
- pues… que yo sepa , no
- es que se parece… me equivoqué, lo siento
- Venga, no pasa nada… pero esas cochinadas de limpiarte con la camiseta de otro… joder, niño, aunque sea tu padre!!!
- es que se me ha perdido!!
- ¿tu padre?
- no, la luna
- ¿La luna? ¿cómo se te va a perder la luna?
- estaba aquí, conmigo, y se me perdió
Feli miró al cielo, nada: tan sólo una noche cerrada y oscura.
- Chaval, me temo que esta noche la luna no se ve, se te perdió a ti…y a todo el pueblo!! anda que…
- No, no, sí estaba, la tenía aquí en esta cuerda….
El pequeño de cara sucia le mostró a Feli una cuerdecita de algodón que llevaba cogida fuertemente y colgaba hasta caer al suelo.
- Mire, aquí estaba…era blanca, redonda, brillante…preciosa !! me la compró mi padre y ahora no la encuentro !! no sé dónde está…y era mi luna!!
- Bueno – dijo Feli – que te compre otra tu padre, si le encuentras, claro!! . Se rebuscó en los bolsillos a ver cuanto dinero le quedaba, el niño de cara sucia no paraba de llorar y aunque intentaba moverse y que se separase de él, el crío estaba pegado como una lapa. Pensó “¿y si le doy dinero al crío y que se compre otro puñetero globo?”. El carricoche seguía dando vueltas y Feli saludaba a su sobrino cada vez que pasaba. El pequeño de cara sucia seguía llorando , mirando su cuerdecita y al cielo al mismo tiempo.
Feli empezó a sentir algo de angustia con aquello… “joder, y qué hago yo con este enano? buscar a sus padres? “
- Niño, cuánto cuesta el globo?
- ¿qué globo?
- el que llevabas en la mano, el jodío globo que se te ha pinchado, o ha salido volando…
- Señor, yo no tenía un globo, tenía la luna, atadita aquí en esta cuerda y era brillante y redo….
- Sí, sí, vale…redonda, brillante…vale chaval, ¿cuánto costó?
- Me la regaló mi padre… yo se la pedí, quería esa y no otra…era la mía.No puedo perderla, sin ella no podría seguir adelante y por eso , desde que la he perdido, no me he movido de aquí, por si vuelve, pero no vuelve.
Feli no entendía nada… el niño de la .cara sucia no parecía un loco, ni un raterillo que le estuviese tomando el pelo para , en un descuido, robarle la cartera, no parecía asustado por no encontrar a sus padres, pero ¿qué era esa chaladura que llevaba al niño a pensar que tenía la luna atada en una cuerda?
Intentó ponerse en situación, a lo mejor siguiéndole el rollo , entendía algo más… y , sobre todo, dejaba de molestarle
El niño lloraba desconsolado y a Feli se le removió algo por dentro. ¿Qué podía decirle a aquél pequeño? buscó en su memoria alguna de aquellas palabras que habían hecho tanto bien a su alrededor, pero de su cabeza no salía nada… buscó en sus tripas por si allí quedaba alguna otra cosa que no fuese angustia, pero las palabras estaban demasiado apretadas para salir… buscó en su corazón ,en sus sentimientos abandonados desde hacía tiempo y allí encontró una sola respuesta…
- Esa luna no era para tí, seguro.
- ¿cómo, señor? si era la que yo quería….
-Pero ella no te eligió a ti. Mira, las lunas son así, libres, se van cuando menos te lo esperas, cambian de forma, muchas veces de colores, hacen que seamos de una o otra manera…nos vuelven del revés… pero estas no son las buenas, estas son las falsas lunas, las que nos hacen creer que sin ellas no podremos vivir, como tú piensas ahora… pero la luna que sea para ti, será siempre tuya, te hará crecer, hará que seas invencible, te hará más fuerte, te sorprenderá cada día, te hará reír sin control… tu luna nunca te haría llorar, ni sufrir, ni ver la vida negra como la ves ahora…ni dejaría que estuvieras solo…
- pero, entonces?… ¿qué hago?
- No llorar y esperar, confiar en que tu luna llegará y serás el niño más afortunado de la tierra.
- ¿y cómo hago para no estar triste ahora?
- Procura sonreír, y espera… se irá la tristeza y vendrán días mejores… ninguna pena es eterna, y si nos lo parece, no debemos dejar que lo sea,…
El niño le dio un abrazo con todas sus fuerzas y necesitó cerrar los ojos: algo en él cambió. De pronto las luces se hicieron mágicas, los carricoches le parecían naves espaciales venidas de otro planeta, el olor a palomitas hinchó su corazón y sintió un irremediable deseo de comer un algodón de azúcar… Respiró el polvo que levantaba la gente al caminar a su paso…”¡Qué maravilla tanta gente junta!” Quería subir a la noria gigante, entrar en el tren de la risa, que le diera escobazos el señor vestido de bruja, meterse en el laberinto, entre los espejos que te deforman …. comerse un cucurucho de altramuces y pegarse con su sobrino un atracón de palomitas…
Algo tiró de su camiseta y se acordó de que el niño de la cara sucia estaba ahí abrazándole. Pero no, había desaparecido. Era su sobrino que había terminado de dar vueltas en el ahora emocionante cacharro de los aviones voladores…
- Tío…
Miró para todos lados, pero el pequeño de la cara sucia ya no estaba.
- Tío… ¿qué llevas en la mano?
Feli sujetaba un globo enorme de color negro atado con una cuerdecita blanco de algodón
- Algo que no es mío, ni lo quiero. Algo que me ha pesado demasiado tiempo, algo que debo dejar que se vaya…
Y diciendo esto, soltó el globo, que salió disparado hacia el cielo. Su oscuridad se mezcló con la del cielo que de pronto se convirtió en una fiesta de colores y magia impulsada por los cohetes que tiraban desde el puerto.
Buscó con la mirada al niño de la cara sucia pero ya no estaba, preguntó a su sobrino pero este no había visto ningún niño a su lado cuando le saludaba desde su avión del carricoche… No comprendía, no sabía, no entendía pero sin querer se sentía tremendamente feliz, liberado, tranquilo y con unas ganas locas de cantar, gritar sin parar… Cogió a su sobrino en brazos, lo elevó por los aires, se lo subió a hombros diciéndole, con una alegría que su sobrino desconocía:
- “ Te quiero, enano y lo vamos a pasar en grande…!!!.”
En el puesto del algodón de azúcar , un niño con la cara sucia sonreía viendo cómo Feli había vuelto a vivir.