Gracias por venir!!

martes, 17 de noviembre de 2009

Esa extraña compañera de viaje

Hoy he estado visitando el blog de un buen amigo.
He visto una fotografía suya algo inquietante pero serena.
Un cementerio , una mujer dormía sobre una de las lápidas... ¿dormía?... ¿esperaba?... ¿lloraba? o ¿estaba muerta?. Me inquietaba y al mismo tiempo me ha producido una paz extraña a la vez que me ha recordado mis pocas, escasas, nulas visitas al cementerio.

Nunca he entendido qué me sucede a este respecto y tampoco sé si quiero averiguarlo.

Creo que fue el año pasado cuando, por segunda vez en mi vida visité la tumba de mi padre. Y fue casi por compromiso y sin saber muy bien qué hacer allí ni qué pensar ni qué sentir.... no sé qué me pasa ante la muerte. Quizás la huida de ella, me haga sentir que desaparece, que si no la veo, se marcha, que si no la nombro, no está, que si no vas al lugar de reposo de aquellos a quienes has querido, ellos no se marchan nunca...no lo sé. Lo que sentí el año pasado al ir a ese lugar, fue lo más alejado a la tristeza. Rabia, impotencia, indignación... y la sensación de ir a un sitio donde reposa alguien a quien sólo he conocido de oídas, por quien debo sentir forzosamente una especie de cariño en el recuerdo; lo más raro es tener que amar a alguien a quien no he conocido ... a veces creo que soy lo peor por sentir, o peor, por no sentir nada de lo que se supone debo sentir... y esto me produce un rechazo enorme a la hora de visitar el dichoso cementerio.

Siempre me ha producido más tristeza oír hablar a los que sí le conocieron . Su pena, su dolor, eso sí me ha conmovido, pero nunca he querido saber lo que realmente se siente, porque no lo siento. Quizás esté enfadada con él por dejarnos, por marcharse sin darme la oportunidad de crecer a su lado, por no disfrutar de su voz, sus caricias, su compañía, sus enfados, su risa, sus silencios... me lo he perdido todo.

Pero sé que la culpa la tiene "ella", esa extraña compañera de viaje que cuando menos te lo esperas asoma y te dice sin piedad..."hey, que te vienes conmigo...y sin rechistar ". Jodida compañera. ¿Por qué no le dejaste conmigo? Me hacía más falta a mi que a ti y tú, egoísta, lo quisiste para sola... fea, desagradable, asquerosa...si nadie te quiere. Tonta e inoportuna, eso es lo que eres. Pero claro, no tenemos más narices que llevarte con nosotros. En este extraño viaje que es la vida, siempre estás a nuestro lado, y sin ninguna prisa, esperas tranquilita a que el momento se te antoje adecuado...y ahí aparecer. Yo no te quiero conmigo, qué quieres que te diga, pero no tengo más remedio que llevarte. Ahora, a lo mejor si te ignoro... pues eso, te piras. O al menos me resultas menos tonta y menos fea.

2 comentarios:

María Ángeles dijo...

Desde luego, visto desde los ojos de una hija que no se acuerda apenas del calor del amor de su padre, porque un mal día se fue de su lado, es normal que sientas todo eso, mi querida amiga del alma. Pero ten en cuenta que la muerte en realidad no existe porque siempre existimos, nos encontramos desde el Amor y en el Amor en todas las dimensiones, aunque en esta terrenal vida nos cueste tanto trabajo comprenderlo o sentirlo así. Estamos poco a poco cambiando nuestras percepciones de la vida como la vivíamos antes, pero te aseguro que es más maravillosa de lo que parece. Pregunta a las personas que convivieron con tu padre y que te hablen de él desde el corazón, y perdónale por haber tenido que irse de esa forma tan brusca de tu maravillosa presencia.
Te quiero.

Rut dijo...

Gracias, amiga.