No me cuentes tu vida.
No me des la mitad de lo que ya no quieres.
No olvides que el dolor es lo que un golpe
recuerda de nosotros
y si lo tocas,
puede despertarse,
pensar de nuevo en ti.
No me hables del pasado
-si quieres encontrar respuestas, corre
en dirección contraria a las preguntas-
ni me arrastres a un tiempo
en el que aún no sepa
quién eres, pero ya no seas mía.
¿De qué sirve arrojar peces muertos al río?
¿Por qué volver atrás
a pintar la diana encima de la herida?
¿Para qué conocerte, si te puedo aprender?
Acuérdate, mi amor, de estas tres cosas:
-No existe mayor preso
que el que duda entre dos puertas abiertas.
-Quienes lo saben todo de aquellos a los que aman,
sólo los aman… a pesar de todo.
-Lo que no busca nadie, deja de estar perdido.
No me cuentes tu vida,
y entonces
será sólo
para ti
y para mí
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